Radio Nacional de España: la renovación


Por un lado, ¡ya era hora! Por otro, ¡veremos cómo funciona esto! Voy por partes y me explico: hace unos meses, el actual presidente de la RTVE ya anunció que para septiembre, la radio pública haría cambios «dolorosos», pero necesarios. Este señor, José Pablo López, da una de cal y otra de arena: trae formatos a TVE que hacen que la juventud se reenganche con la televisión lineal, como La revuelta y en menor medida Futuro imperfecto, pero por otro, te mete el chonismo en casa con La gentuza familia de la tele. Una de cal y otra de arena.

El señor José Pablo López se planteó una más que necesaria renovación de la radio pública. Seamos sinceros: hace años que no levanta cabeza y se ha visto superada desde hace años en los EGM por RAC1, esto es, una emisora catalana que emite solo para Cataluña (= ¡una emisora regional superando en oyente a una emisora nacional que emite en todo el país!). Desde que en 2012 salió Juan Ramón Lucas del En días como hoy, el buque insignia de la pública por las mañanas (ya saben, el prime time de la radio) la emisora iba cuesta abajo y sin frenos. Lucas hacía un programa vivo, fresco, interesante, que enganchaba a los oyentes... ¡si hasta la sintonía que ponían en el tramo magazine era bonita! Yo recuerdo cambiar muchos días la SER por RNE por las mañanas esos años, principalmente porque la emisora no tiene publicidad y porque no aguantaba a Carles Francino en el Hoy por hoy, ni lo aguanto ahora en La ventana, evidentemente. Aquel matinal de RNE logró casi el millón y medio de oyentes, siendo la tercera emisora del país, por delante de la COPE, que en esos años seguía de capa caída, antes de echarse en brazos de los suecos. Todo marchaba, pero con la llegada de Mariano Rajoy a la presidencia del Gobierno, naufragó el acuerdo de elegir presidente de la Corporación con los partidos mayoritarios y se impuso a Leopoldo González-Echenique para dirigir la corporación; a su vez, su nuevo director en RNE levantó toda la parrilla que había llevado a RNE al relativo éxito y, hablando de memoria, salvo Pepa Fernández, todos cayeron; recuerdo incluso leer en prensa aquellos días que la propia Pepa Fernández no sabía si estaba despedida o continuaba con su No es un día cualquiera cuando ya se sabía que Toni Garrido y Juan Ramón Lucas no continuaban. La temporada 2012-2013 empezó con unas mañanas aburridas, y este adjetivo es ser muy cortés, con un Manolo H. H. que, sí, que será de la casa y todo lo que ustedes quieran, pero era soporífero hasta decir basta. El resto de voces nuevas no transmitían nada. Ya no teníamos a Juan Ramón Lucas mandándonos «saludos cariñosísimos desde la radio pública».


Volviendo a 2025, el nuevo presidente de RTVE puso a su llegada un presidente en RNE, porque inexplicablemente, hacía años que no lo había; esto explicaría por qué hacía tantas temporadas que iban como pollo sin cabeza, y tras reflotar TVE la todavía presente temporada (esto puede discutirse ampliamente, pero al menos ahora TVE compite, algo que no hacía desde hacía años, para la comodidad del resto de emisoras privadas), ahora se ha propuesto reflotar RNE, con unos cambios más o menos acertados. El principal: la vuelta a las mañanas de Juan Ramón Lucas, el fichaje para las tardes de David Cantero, que hace tan solo unos meses salió de mala manera de Telecinco, y el -al menos para mí- fichaje sorpresa de Isabel Gemio para las madrugadas, quien llevaba sin ponerse delante de un micrófono desde que dejó los fines de semana en Ondacero. Me llama la atención que la intención con los fichajes en TVE fuera rejuvenecer la plantillas y los espectadores y con RNE me parece que buscan el acomodamiento en quienes saben que principalmente escuchan la radio, la población mayor de cincuenta, sin plantearse que necesitan, en RNE y en todas las emisoras, atraer a oyentes más jóvenes para permitir que el medio tenga buena salud. Otros cambios quizás más dolorosos: desaparece El ojo crítico de la parrilla de Radio 1, tras cuarenta años en antena, y se mueve entre semana a Radio 5; sí se mantiene en Radio 1 los fines de semana. Esto ha levantado numerosas críticas al ente, entre ellas las de la anterior directora y presentadora del programa, Laura Barrachina. ¿Han visto ustedes un recibimiento más frío que este?

Otra novedad es la creación de los contenedores al estilo COPE (han copiado hasta el nombre): Lucas terminará a las 12:20 de la mañana y empezará a esa hora Mediodía RNE, en un gran contenedor que incorporará ahora el avance del 13 horas y las desconexiones regionales de esa hora. Se añade una nueva desconexión regional a las 14:10, dentro ya del 14 horas, que aunque mantenga el nombre, ahora irá dentro de ese nuevo Mediodia RNE. La intención con la que se hace esto no es sino sumar horas de cara al EGM, siempre más favorable a los programas largos que a los cortos. Me surge la duda de si ahora en el tramo de desconexión de las 13:30 harán algo más tipo magazine y en el de 14:10 será más puramente informativo, o si en la desidia que arrastra la radio pública desde hace años, tendrán la osadía de repetir lo mismo en los dos tramos. Espero que no.


Desde mi punto de vista, como fiel oyente de radio y como oyente de la radio pública en los años de Juan Ramón Lucas presentando En días como hoy, estos cambios pueden parecer drásticos, pero creo que son necesarios para revitalizar la principal emisora de la radio pública. No se puede vivir instalado en la inercia permanente, en el «vamos a hacer el programa de hoy porque es nuestro trabajo como funcionarios y nos da igual que esto marche, que no marche o que estemos hundidos en las audiencias». Hay que volver a hacer que RNE importe y que sus contenidos tengan relevancia en la jornada del día, con entrevistas pernitentes y las voces protagonistas de la noticia dando una entrevista en tu casa. Insisto: no se puede vivir en la inercia y en que la SER y la COPE se repartan la mayor parte del pastel de las audiencias a nivel nacional. Y, por supuesto, porque es la radio pública, tiene que ser lo más neutral posible, que sea capaz de hacer que la sintonicen el votante más acérrimo de Pedro Sánchez y el votante más inocuo de Feijóo. José Pablo López no es santo mi devoción y ha tomado algunas decisiones inexplicables en RTVE, pero estos cambios no me desagradan y yo al menos escucharé en septiembre cómo suena esta radio.

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