Los periódicos ya no velan por el buen uso del español


El título de hoy no es una opinión, es una afirmación. Hubo un tiempo en que los periódicos velaban por el buen uso del idioma; claro, que ahí podías leer a Galdós, a Clarín, a Valle-Inclán o a Baroja, por citar solo algunos grandes nombres de nuestra literatura del pasado siglo. Los periódicos, impresos, se cuidaban y se mimaban. Pero la inmediatez, el ansia por el ser el primer en publicar algo y, otra vez, el maldito SEO, han hecho que los periódicos, da igual que sea en su edición digital como en la impresa, no cuiden sus textos y que nadie los revise.

Estoy suscrito a dos periódicos en su edición digital: El País y el ABC; ideologías opuestas, pero creo que es completamente necesario leer medios de comunicación de distintas líneas ideológicas para ser capaz de contrastar la información que se lee y, sobre todo, formarte tu propia opinión sobre cualquier tema, sobre todo si se trata de política. Pero es raro el día que no encuentro en la redacción de los textos errores de bulto, síntoma de la dejadez y prueba de que nadie en las redacción vuelve a leerlos una vez escritos, antes de que se publiquen. El pasado domingo, la defensora del lector de El País constataba precisamente esto: los lectores de ese medio se quejan cada vez más de los errores que encuentran y que, para más inri, no se corrigen hasta pasadas muchas horas, si es que se editan; algunos de estos errores incluso aparecen publicados en la versión impresa.

Más sangrante para los ojos me pareció leer hace unos días el destacado en una noticia de ABC sobre los altercados en Torre Pachecho -lo pueden encontrar encabezando este artículo-, en el que se decía que «Nadie nos ha dicho que no salgamos, pero haber quién se atreve, va a ocurrir una desgracia». Lo más lamentable de todo es que reporté el error ortográfico en el propio botón de «reportar un error» que aparece la final de cada noticia, pero no ha servido para nada y así sigue apareciendo publicado. El tal Toni Jiménez no ha aprendido la diferencia entre «a ver» y «haber».

Pero el mal uso del español no solo se ve reflejado en los medios de comunicación impresos. Hace unos días escuché en una pausa publicitaria en el Hoy por hoy Córdoba un anuncio que están emitiendo las radios comerciales de todo el país alabando la importancia de la radio para recordar las marcas; en este puede oírse un quesuismo, algo como -hablo de memoria-: «la marca que su logo es...» en lugar de utilizar correctamente el pronombre relativo: «una marca cuyo logo es...». Oídos sangrando. El principal motivo de todos estos errores ortográficos y gramaticales es la eliminación de la figura del corrector en las redacciones, en las editoriales, en salas de publicidad de las empresas. Ya nadie revisa nada. Lo mismo han pedido el anuncio al ChatGPT y no son conscientes del error. No me sorprendería. 

¿Quiere decir esto que el que escribe este bloc de notas no va a cometer erratas y errores ortográficos o gramaticales? Por supuesto que los podrán encontrar, pero yo no vivo de esto: a mí no me paga un periódico por dar información y tener mis textos bien pulidos; yo escribo aquí porque es mi cuaderno de notas y, si bien reviso los textos que publico lo más concienzudamente que puedo, a mí esto no me va a reportar ningún beneficio económico; de hecho, como pueden comprobar, aquí no hay publicidad; a mí me da igual que aquí entre alguien a leer algo de lo que haya anotado como que esto sea un páramo. No vivo de esto. Pero los medios de comunicación, que compramos, a los que estamos suscritos, sí, y es nuestro deber como lectores, como suscriptores, como hablantes de español, exigirles que los textos estén bien redactados y revisados.

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