Saturación informativa

Minutos para mí

Otra foto de un atardecer de agosto tomada por mí hace unos años.

Una de las cosas que más me gusta hacer, sobre todo cuando ahora que estoy de vacaciones y estoy descansado, es levantarme temprano y disfrutar de la soledad, de la tranquilidad de que no haya más que el lejano murmullo del tráfico y nadie paseando aún por la calle, ningún perro ladrando, nadie hablando por la calle. Yo, en el balcón, leyendo la prensa, escribiendo estas líneas o las de mañana, leyendo plácidamente en este lugar de la casa en cuanto asome un rayito de sol. Pequeños placeres.

De fondo, una luna rojiza que aún no ha terminado de esconderse. Algún grillo todavía se escucha; pronto se irán silenciando. Mes de agosto, cómo me gustas ahora. Es curiosa la vida: cómo algo tan abstracto como un mes puede gustarte o puedes odiarlo según la vida de cada uno en cada momento, o según lo que te rodea. Agosto: te amaba de pequeño, te detesté después, cuando los veranos se me hacían eternos; incluso recuerdo hace un par de años que aún te me hiciste largo. Por distintas circunstancias, este verano y este mes de agosto, está siendo muy, muy corto. ¡Día nueve ya, caramba! Déjenme pulsar el botón de «parada de emergencia».

Comentarios